Ignacio de Miguel
Ignacio de Miguel
Variables de elección y cuadros de decisión 
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Este parece un tema muy complejo para tratarlo a la ligera como una habilidad profesional que es interesante poseer. 

Sin embargo, para todo hay niveles de intensidad. Lo importante no es ser un experto en sistemas de toma de decisiones sino evitar las decenas de sesgos que pueden existir en nuestra cabeza.  

Los sesgos no siempre son malos. Quiero decir, que la intuición es realidad se trata de un sesgo interno, muy propio de cada uno.  

Cuando uno tiene mala intuición significa que sus sesgos están muy desviados de la decisión óptima. 

Pero es más que probable que los sesgos de cada uno, los malos, estén compensados por los sesgos de intuición, los buenos. 

Aún así no vamos a dejar la toma de decisiones al albur de un pálpito, y conviene tener un sistema de partida para la toma de decisiones que nos permita evitar las peores decisiones. 

Otra cuestión a tener en cuenta es que una decisión no es mala en sí misma, sino que es mala para un contexto determinado.  

En ese contexto está la clave. Nuestros sesgos e intuiciones están alineados con determinados contextos, que es de donde nacen, pero para contextos diferentes, no sirven. 

Por tanto, el primer paso ante una toma de decisiones es tener claras las diferencias del contexto concreto con nuestro historial de conocimiento y decisiones previas. 

Esto no es nada fácil, y para no perdernos en esta maraña de circunstancias lo que podemos hacer es acotar el contexto en base a las variables más importantes para ese caso. 

De esta forma no necesitamos analizar ni entender perfectamente el contexto ante el cual estamos tomando una decisión, sino que lo que hacemos es detectar las variables que son más importantes en ese contexto. 

Las variables de decisión

Estas variables son sagradas, no las podemos ignorar, y cualquiera que sea nuestro sistema de toma de decisiones, debemos contemplar esas variables como obligatorias. 

Para toma de decisiones complejas a mí me gusta plantear una primera y única variable que debe determinar de forma unívoca el rumbo de una decisión.  

A esa variable le sumo otras dos a cuatro variables más. 

Ahora construyo una tabla con estas cinco variables en el eje vertical y las posibles opciones en el eje horizontal. Si permutas los ejes a mí no me mires que me distraes.  

No, en serio, puedes cambiar los ejes si te sientes más cómodo, eso depende de las manías de cada uno. 

Entre la primera variable de la tabla, y las siguientes trazo una doble línea, porque he dicho que es la variable más importante, la primera y la única que va a condicionar la toma de decisiones de manera drástica. 

A continuación valoramos cada una de las variables de decisión con un número en relación con las diferentes opciones. Este número es mayor cuanto más peso tiene la variable en la opción correspondiente. Si no te quieres complicar las cosas, mi sugerencia es valorar de 1 al 5, ya que tenemos cinco variables. 

He mostrado cómo hago yo la tabla de decisiones, pero no cómo escojo la variable primaria y el resto. 

La selección de estas variables depende de cada caso. Pondré un ejemplo: la elección del colegio para tus hijos. 

Si tienes hijos lo entenderás perfectamente. Ya sé que no es una decisión laboral, pero es muy fácil de entender. 

Por un lado están los elementos de descarte, es decir, aquellas características que directamente nos hacen descartar una opción de manera categórica. Estas opciones de decisión en realidad no son opciones, así que las sacamos de la ecuación. 

Por ejemplo: si el colegio es religioso, privado, concertado o público. Si alguno de estos tipos está completamente descartado, las opciones de centro escolar que coincidan con el descarte las eliminamos de las opciones. 

A partir de ahí podemos tener diferentes variables de decisión: cercanía, tamaño, uso de uniforme, metodología de formación, etc. 

De todas estas variables escogeremos una y sólo una como la primaria.  

Eso significa, que la opción que más puntos se lleve en esa variable es la que gana. Y punto. Y dan igual el resto de variables si no hay empate en la primera. 

Eso es contraintuitivo, ¿verdad? Eso no te gusta. Eso es como tomar una decisión en base a una única variable, no en base a cinco variables. 

Ya, pero el que ha decidido que esa variable es más importante que el resto has sido tú. No intentes hacerte trampas. 

En el plano profesional no suele ser tan fácil elegir una variable primaria, esa variable tan contundente. Estoy de acuerdo.  

La variable de riesgo para moderar

En esos casos, podemos permitirnos la licencia de tener dos variables primarias o una variable primaria y otra de riesgo asumible. 

La variable de riesgo sirve para compensar una decisión cuando el riesgo de esa decisión es muy alto y no nos lo podemos permitir. Esta variable de riesgo lo que mide es la intensidad de la pérdida en caso de elegir esa opción. 

Es decir, qué perdemos si elegimos A, qué perdemos si elegimos B, C o D. Esta es una variable cualitativa, no cuantitativa. 

La variable de riesgo o pérdida es una variable de moderación para lo toma de decisiones.  

En ocasiones es la única variable que debemos utilizar para tomar una decisión respondiendo a la siguiente pregunta: ¿cuál de las opciones disponibles es la que menor pérdida me ocasiona? 

Como ves un sistema de toma de decisiones puede tener muchas formas. Resumiendo los sistemas que yo utilizo:  

  • Sistema de la variable primaria más otras cuatro. 
  • Sistema de variable primaria más otras cuatro con variable de riesgo para compensar. 
  • Sistema de riesgo o pérdida. 

Tú puedes crearte tu propio sistema para evitar los sesgos más importantes de tu mente. Si quieres puedes profundizar en el tema antes de probar o crear tu propio sistema.  

Pero vas a necesitar una forma de tomar decisiones que sea concreta, ágil y efectiva. Esto te permitirá mejorar tanto en tu vida profesional como en la personal, como siempre 🙂 

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Hasta pronto, 

Ignacio de Miguel 

ignaciodemiguel.es