Aplícate el cuento
«En casa del herrero cuchillo de palo» que dice el refrán español. El mal está tan extendido que el mundo anglosajón tiene su equivalente «the shoemaker’s son always goes barefoot” que viene a decir traduciendo que el hijo del zapatero va descalzo.
Digo esto, porque estamos rodeados (me refiero a mi entorno profesional) de especialistas en innovación, en desarrollo de producto, en lean startup, en validación de negocio, en marketing digital (de todo esto he impartido formación o consultoría), y a la vez no aplicamos a nuestro desarrollo profesional todo eso que vamos predicando.
¿Con qué cara le digo a un emprendedor que tiene que preparar una estrategia de contenidos online y una presencia en redes sociales si ni siquiera puedo mostrarle cómo lo hago en mis propios proyectos de negocio? Con la cara muy dura, o es que no estoy apostando por mi proyecto como debería para sacarlo adelante.
Esto es algo que me he planteado muchas veces. ¿La excusa de que no tengo tiempo para todo? Eso no vale, o es un negocio o un chiringuito, pero no puedes presumir de negocio si sólo tienes montado un chiringuito.
Reflexiona, y si estás en este caso, sé consecuente y consciente de lo que haces. No pasa nada por decir que tienes un experimento (ahora lo llaman «side project») de negocio en vez de un negocio. Es más, a veces te valoran más por tener un experimento que por tener un negocio de éxito.