Podría hablar de cocina, pero no será aquí.

Retomo la creación de contenidos para este blog. Lo haré también en audio.

Y si te suscribes también lo recibirás como newsletter. El mismo contenido en distintos formatos.

La newsletter he decidido gestionarla con Substack, aunque a punto he estado de hacerlo todo directamente desde esta mi web personal.

Es lo mismo. Todo lo mismo. Para que lo consumas (qué palabra tan fea para el contenido), como tú prefieras.

Mi última serie versó sobre “Pasos para la innovación en tu pyme”. No tuvo mucho éxito. Pero a mí me gustó muchísimo hacerlo.

De eso hace casi 3 años. Lo bueno es que ese contenido sigue de actualidad y si te apetece leerlo o escucharlo te puedes pasar por la web.

La semana que viene (o la otra, no lo sé, pero suscríbete ya por si acaso) empiezo de nuevo, o continúo, según se mire, con la creación de contenido personal de ámbito profesional.

De cocina y recetas te podría hablar, y en realidad lo haré pronto pero en otro sitio.

Todavía no sé si para lo de las recetas y trucos de cocina usaré mi veterano pseudónimo (sí, lo tengo y desde hace mucho, para escribir o hacer cosas alejadas de mi imagen convencional).

A lo mejor te lo cuento un día por aquí, o a lo mejor no.

Pero de momento voy a hablar de negocios y de resolución de problemas.

Porque llevo casi 25 años resolviendo problemas en el mundo de los negocios y creo que puedo decir cosas. Serás más o menos acertadas, pero serán todas verdad porque las he vivido.

Aviso no obstante: esta nueva serie de contenido de unos 8 a 10 episodios la escribo como proceso de aprendizaje.

Es como sacarse el cinturón negro de la resolución de problemas. Que son palabras mayores. He aprendido en estos 25 años, pero sólo he llegado a cinturón marrón (es el color que va antes del negro en las artes marciales, pero sí, tiene un doble sentido).

En esta serie sobre la resolución de problemas quiero sacarme el cinturón negro. No sé si aprobaré, pero eso es lo de menos.

A mi edad te da igual aprobar y que te aprueben o no. Al menos a mi. (En realidad siempre me ha dado bastante igual, dentro de un orden).

Ya he terminado de soltar mi introducción para convencerte de que me acompañes.

Apúntate ya, suscríbete, mete tu correo. Que si no te interesa te borras.

O te desapuntas. Pero por probar no pierdes nada.

Te espero pronto.

Ignacio.