Ignacio de Miguel
Ignacio de Miguel
Sesgos peligrosos en la toma de decisiones
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Episodio 4 de la serie sobre resolución de problemas en los negocios.

Si tuviéramos que estudiarnos los 50 sesgos cognitivos que he encontrado descritos para no caer en ellos, sólo nos dedicaríamos a eso.  

No es nada práctico. Pero algunos sesgos son muy sencillos de recordar y tienen una presencia e implicación bastante importantes en nuestras vidas y en las vidas de nuestros negocios. 

Hoy te voy a hablar de dos de estos sesgos que yo considero que nos pueden afectar de manera importante en las empresas y que si bien no creo que se puedan considerar fuentes de problemas, sí creo que son fuentes de malas decisiones y fuentes de alteración de soluciones a los problemas. 

Sesgo del coste hundido 

Si ya lo conoces querrás saltar este apartado, pero antes de que lo hagas una sugerencia de mi parte: no subestimes este sesgo, analiza siempre las situaciones de cambio, la toma de decisiones cuando se trata de continuar con algo que no parece marchar bien o que no va como se espera. 

Deberías basarte en datos, por supuesto, para tomar una decisión, pero si te lo estás pensando a pesar de los datos, aplica siempre la pregunta de si estás teniendo el sesgo del coste hundido. Puede que te sorprendas a ti mismo cayendo involuntariamente en este sesgo. 

Si no lo conoces vamos a ver en qué consiste. El sesgo del coste hundido, que también lo podemos ver en ocasiones como sesgo del coste perdido, consiste en no asumir que los costes o el gasto realizado en una actividad no se va a recuperar nunca por mucho que sigamos realizando esa actividad porque lo que ganamos con ella es menor de lo que hemos gastado. 

Es decir, no queremos dar por perdidos los recursos empleados en algo aunque no haya dado sus frutos, y seguimos gastando recursos en ese algo aunque nunca nos va a reportar beneficios para recuperar lo gastado.  

Hay un aforismo para esto “sostenella y no enmendalla”, o “malico pero es queso”. 

Básicamente es no admitir que nos hemos equivocado invirtiendo unos recursos y que están perdidos, por mucho que nos empeñemos en sacar adelante el asunto que nos ocupa. 

Te acabo de decir lo mismo de tres formas diferentes, ¿de verdad que nunca te ha pasado en tu vida personal o en los negocios? 

Así que debemos considerar las soluciones a los problemas sin tener en cuenta los recursos invertidos, por muy duro que parezca, si queremos dar con la mejor solución posible a un problema. 

Ojo, no confundir esto con perder lo menos posible cuando liquidamos una actividad o negocio. Pero este tema daría para otro pódcast propio.  

Te dejo como referencia esta web en la que se recogen los 50 sesgos cognitivos que deberías conocer. como una simple muestra de lo que se puede estudiar el respecto. 

Argumento de autoridad 

El otro sesgo que quería mencionar es el del argumento de autoridad que se usa tanto en periodismo y política demagógicas. A la toma de decisiones también afecta aunque se use de manera diferente. 

Los periodistas y los políticos lo utilizan como arma: Fulanito lo dice o tal Entidad lo dice así que las cosas son así.  

El único argumento de autoridad que se puede usar con cierta libertad es el de “la Ciencia lo dice”, cuando la Ciencia ha contrastado algo con datos en repetidas ocasiones y sin encontrar evidencias en contrario. 

Pero la mayoría de las veces el argumento de autoridad “porque lo dice” quien sea, no es buena idea, porque se trata con casi total seguridad de opiniones, no certezas, o como dice el chiste “no tengo pruebas pero tampoco dudas”.  

Pero aquí estamos para resolver problemas desde la seriedad y no desde la especulación.  

En los negocios ese argumento de autoridad se da en dos escenarios diferentes. 

Por un lado nos fijamos en lo que ha hecho otra empresa del sector o en la competencia y damos por bueno que el éxito de esa otra empresa ha sido por hacer las cosas de una determinada forma.  

La realidad es que no podemos saber la verdad que hay tras el éxito o supuesto éxito de esa empresa. No nos podemos fiar de unas apariencias o de lo que su CEO ha contado en una entrevista, ¿y lo que no ha contado? Esa parte también es importante y la desconocemos. 

El otro escenario del argumento de autoridad es cuando miramos hacia el jefe y damos la respuesta que el jefe quiere oír. Entre tú y yo, esta suele ser la peor de las respuestas posibles. 

Espero que no estés completamente de acuerdo conmigo y que me lo hagas saber. 

Te espero en el próximo contenido. 

Ignacio de Miguel.